Testimonio de Sebastián Otero: Magíster en Economía UC y Profesor de Columbia University

15 de Noviembre 2022

Sebastián Otero, Ingeniero Comercial UC, se decidió en 2013 por el Magíster en Economía UC y desde entonces, su carrera cambió. Fue investigador en J-PAL LAC, luego realizó un PhD. en Economía en Stanford University, y hoy está realizando un Postdoctorado en UC Berkeley.

En agosto de 2023 se incorporará como Profesor Asistente en el departamento de Economía en Columbia University. Sobre cómo llegó a la economía, el paso por la Universidad Católica y el desarrollo de su carrera cuenta en esta entrevista.”

¿Por qué te empieza a gustar la economía?
Me llama la atención la economía porque es una disciplina que nos permite dar una narrativa al día a día de las sociedades. Por un lado, tiene una influencia importante de la filosofía política que establece un contrato normativo de los valores y principios que queremos garantizar. Por otro lado, tiene una gran influencia de la matemática, la estadística y el uso de datos, que nos permiten disciplinar este relato con la evidencia empírica. Siempre tuve interés por las políticas públicas, y creo que la economía es una gran herramienta porque da un marco teórico para pensar respecto a cuáles son los principales problemas que queremos destinar nuestra atención, y cuáles son las posibles soluciones.

¿Por qué decides estudiar el Magíster en Economía en la UC?
Para mí, estudiar el magister en economía era el camino natural para hacer el doctorado en el extranjero. Economía en la UC ha construido y consolidado una red académica y un prestigio internacional que te da opciones de estudiar con beca en universidades en Estados Unidos y Europa. Por otro lado, creo que la UC ofrece una excelente formación académica que logra que sus alumnos tengan buenos resultados durante el doctorado. En general, los estudiantes que vienen del magister de economía de la UC tienen una madurez académica e intelectual que es valiosa al momento de aproximarse a preguntas de investigación.

¿Cómo fue tu paso por Stanford al hacer tu PhD?
Stanford es un lugar curioso. Llegas y la primera impresión es que es un lugar tranquilo, donde no pareciera que pase mucho. De hecho, le dicen “the farm”, por lo poco denso y lo grande que es. Pero una vez que empiezas a conectar con la gente, entras a lugar muy estimulante, con muchos recursos, y donde si tienes una buena idea, la universidad se encarga de hacer todo lo posible para que puedas desarrollarla. Hacer el doctorado yo lo veo como un gran privilegio. Es parecido a lo que uno se imagina que será el mundo idílico del futuro, donde te pagan un sueldo para que pienses en las ideas y problemas que más te interesen, y te dan financiamiento para que implementes tus proyectos. Uno tiene la libertad de estudiar literalmente lo que quieras; desde problemas de acceso al agua en Somalia, violencia doméstica en Bangladesh, repensar el acceso universitario en Brasil, o pensar en los efectos del “big tech” en libre competencia. Además de darte tiempo y recursos, uno tiene acceso a pensar esas ideas en conjunto con mentes brillantes que están ahí a tu disposición. Quizás la mayor dificultad es que el programa no tiene mucha estructura, y uno tiene que ser disciplinado para no perderse en el camino. Además, la investigación es lenta y los proyectos toman varios años, por lo que es fácil desmotivarse y perder la perspectiva de lo que uno está haciendo. En mi caso fue clave tener coautores, que hacen el proceso más entretenido y menos solitario.

¿Cómo fue ser parte de J-PAL?
Me acuerdo de estar en la facultad y caminar por afuera de las oficinas de J-PAL y ver a personas felices moviendo cajas llenas de encuestas de un lado a otro. Yo estaba en medio de semana de pruebas y pensaba que cruzar la puerta de J-PAL era una oportunidad de poder trabajar en algo que tuviera implicancias reales en la gente. Estuve ahí casi 2 años, y la verdad es que lo disfruté bastante. El ambiente es más internacional, la gente es entretenida y les gusta discutir sobre diferentes temas; es un lugar súper estimulante. Hay muchos temas de investigación, unos más interesantes que otros, pero todos aterrizados a problemas reales que requieren soluciones concretas. Además, J-PAL es una red internacional que te permite acceder a académicos de distintos lados del mundo y trabajar mano a mano con ellos. En mi caso, estuve viviendo en República Dominicana, trabajando en Puerto Rico, y dictando un curso en Uruguay.

¿Qué expectativas tienes de tu nuevo puesto como académico en Columbia?
Lo primero es mudarme a Nueva York y conocer la ciudad. Siempre hay un periodo de adaptación en el que hay que conocer los espacios, los tiempos y las normas no escritas de las ciudades. Es un periodo interesante y necesario para hacer las paces con tu ambiente. Creo que Columbia es una gran plataforma para poder influir positivamente en Latinoamérica. Mi idea es seguir haciendo investigación respecto a cómo diseñar sistemas educativos más equitativos y que promuevan el aprendizaje y la educación de calidad. Mi prioridad es hacer investigación aplicable al diseño de políticas públicas en Latinoamérica, que a la vez sea lo suficientemente atractiva para la academia americana para poder publicar en buenas revistas.

¿Qué le dirías a un joven estudiante que quiere seguir tu camino? ¿Qué consejo le darías para llegar tan lejos en la economía?
Le diría que disfrute el proceso, y que haga su propio camino. El mundo es súper grande, y un doctorado en economía es solo una de las muchas formas que existen para aproximarse al futuro. Varias personas empiezan en economía y terminan en otras áreas completamente distintas que son igualmente satisfactorias para su desarrollo personal e intelectual. Un caso emblemático es el de Kwesi Adofo-Mensah, quien comenzó el doctorado en Stanford, pero no lo terminó porque reprobó los exámenes de segundo año. Al año siguiente era data scientist de los San Francisco 49ers, y hoy es el Gerente General de los Minnesota Vikings (equipo de fútbol americano de la NFL). Tiene un salario y acceso a un mundo que ningún académico nunca verá en su vida. La lección es que obsesionarse con un único destino no tiene mucho sentido; existen muchos otros caminos para satisfacer la curiosidad intelectual y las ganas de influir distintos a la academia. Dicho eso, creo que la mejor forma de que te vaya bien académicamente es que te apasionen los temas que estás estudiando, tener mucho contacto con la gente directamente afectada, y entender muy bien el problema desde una perspectiva académica, pero también práctica. También creo que es importante elegir preguntas de investigación que sean relevantes; muchas veces nos enfocamos en resolver problemas difíciles, pero que están alejados de la realidad y que al final del día no tienen mucho impacto.