Investigación de Juan Pablo Montero indagó en los diferentes modelos de subastas que existen en el mercado de la energía
El paper, que fue publicado en The Economic Journal (Vol. 133), tomó como referencia el caso de España, país en donde existe un sistema híbrido al establecer una contratación mínima entre subastas que son específicas a cada tecnología y otras que son neutrales al tipo de tecnología. El trabajo, que lleva por título “Technology-Neutral Versus Technology-Specific Procurement”, fue desarrollado junto a Natalia Fabra, profesora del Departamento de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid.
¿Cuál fue el objetivo de desarrollar esta investigación y qué aborda?
En muchos mercados eléctricos alrededor del mundo, incluido Chile, existen subastas donde productores de energías renovables de distinto tipo, como solar y eólica, compiten por obtener contratos de mediano y largo plazo por su energía. La pregunta que aborda nuestro trabajo es cómo debería el regulador, coordinador eléctrico en nuestro caso, diseñar estas subastas pensando no sólo en la eficiencia —la contratación de los productores de menor costo—, sino también en que los precios a los que se despejan estas subastas, los cuales se traspasarán a los consumidores, sean lo menor posible. La respuesta no es obvia, ya que uno observa países intentando distintos diseños.
Por ejemplo, en sus últimas subastas, España ha optado por un sistema en que deja que compitan las energías solares y eólicas en igualdad de condiciones, pero asegurando una cantidad mínima de contratación a cada tipo de tecnología. ¿Es este diseño óptimo? ¿Por qué incluir cantidades mínimas de contratación? Son algunas de las preguntas que intentamos contestar en este paper.
¿En este trabajo distinguen entre “tecnología específica o tecnología neutral”? ¿Cuál es la diferencia entre estos conceptos y cómo se vinculan a los objetivos que persigue la investigación?
Efectivamente en el paper hablamos de subastas que diferencian por tecnología, que son específicas a cada tecnología y otras que no diferencian por tecnología, que son neutrales al tipo de tecnología.
En el primer caso, el regulador estaría subastando en forma separada la contratación de tecnología solar de la de tecnología eólica. En el segundo caso el regulador se mostraría neutral al tipo de tecnología contratada, permitiendo que ambas tecnologías compitan en la misma subasta.
Las subastas específicas consiguen mejores precios, pero las subastas neutrales son más eficientes. Y ahí está el dilema que el regulador tiene que resolver cuando diseña las subastas, dado que tiene información incompleta: no sabe los costos de las distintas tecnologías. Una solución a este dilema es tener un sistema híbrido, como lo que hizo el regulador español al establecer una contratación mínima de cada tipo de tecnología.
¿Cuáles son las principales conclusiones y por qué te parece que son relevantes?
La principal conclusión del paper es que no existe un diseño único de subasta. El diseño óptimo puede cambiar caso a caso. Va a depender de las diferencias de costo ex ante entre las distintas tecnologías y cómo el regulador pondera eficiencia versus precios más bajos. Eso ciertamente va a cambiar de sistema en sistema. También va a importar el número de potenciales oferentes. En el caso español, había muchísimos oferentes, más de 80 distintos. En ambientes con un número más reducido de oferentes el diseño también podría cambiar, ya que empieza a pesar la posibilidad de que los oferentes ejerzan poder de mercado.
Respecto a los resultados: ¿cuáles crees que pueden ser las aplicaciones que pueden tener?
Los resultados del paper aplican fundamentalmente al diseño de subastas en el sector público, como es el sistema eléctrico, que es donde hay preocupación tanto por buscar eficiencia como mejores precios. En el sector privado en cambio, el diseño de la subasta solo busca mejores precios, con lo que el dilema central que motiva nuestro trabajo —menores precios versus eficiencia— deja de ser relevante.