Investigación de Claudia Martínez: La “doble brecha” que enfrentan las madres de hijos con discapacidad en el mercado laboral chileno
El estudio de la directora del Instituto de Economía UC, publicado recientemente en Review of Economics of the Household, revela que tener un hijo con discapacidad aumenta la brecha de género en el empleo del 10% al 30% cuatro años después del nacimiento.

Una nueva investigación de Claudia Martínez, directora del Instituto de Economía UC, junto a Marcela Perticara (Universidad Diego Portales) y Raimundo Smith (Universidad de Chile), documenta en Chile la existencia de una “doble brecha” que afecta desproporcionadamente a las madres de niños con discapacidad.
El estudio, titulado “The Double Gap: Disability and Intra-Household Dynamics in Parental Employment” y publicado en la revista Review of Economics of the Household, utiliza datos administrativos para explorar cómo las demandas intensivas de cuidado influyen en las decisiones laborales de los hogares.
¿Qué es la doble brecha?
Este estudio aísla el efecto específico de la discapacidad en la denominada “penalización por maternidad”.
Al respecto, Claudia Martínez explica: “Está documentado en todo el mundo que hay una diferencia en empleo y salarios entre padres y madres con el nacimiento de un hijo: las madres disminuyen el empleo respecto a los padres. Esa es la primera brecha. En el paper mostramos que existe una brecha adicional si el hijo tiene una discapacidad. Esa es la segunda brecha”.
Los datos son contundentes: cuatro años después del nacimiento, tener un hijo con discapacidad aumenta la brecha de género en el empleo del 10% al 30%. Asimismo, la brecha salarial se dispara del 41% al 61% en comparación con familias con hijos sin discapacidad.
Especialización del hogar y vulnerabilidad económica
La investigación muestra que la discapacidad infantil conduce a una mayor especialización dentro del hogar. Mientras que las madres de niños con discapacidad tienen un 9% menos de probabilidades de estar empleadas, los padres trabajan un 10% más que otros padres.
Sin embargo, este aumento en la oferta laboral paterna no logra compensar la pérdida de ingresos maternos. El estudio concluye que el ingreso total del hogar disminuye, lo que deja a estas familias en una situación de mayor fragilidad financiera, justo cuando enfrentan mayores costos asociados al cuidado y salud.
Sobre las implicancias para las políticas públicas, Martínez advierte: “En el trabajo documentamos que el ingreso de los hogares que tienen hijos con discapacidad cae. Esto a pesar de que tener una persona con discapacidad en el hogar genera un aumento de los gastos del hogar. En este sentido, son hogares en los que hay que tener una especial atención en términos de focalización y vulnerabilidad”.
Metodología
Para llegar a estas conclusiones, los autores aprovecharon una variación cuasi-experimental comparando familias con experiencias de parto similares pero con diferentes niveles de necesidades de cuidado.
“Usamos datos administrativos anonimizados del registro nacional de discapacidad y de nacimientos del registro civil, y de las AFP, seguro de cesantía y registro social de hogares para construir los ingresos. Con estos datos podemos construir las trayectorias laborales de los padres cuando tienen un hijo”, detalla Martínez.
La académica agrega que “poder usar datos administrativos es crucial para poder hacer este estudio”, ya que permite comparar qué pasa cada año después del nacimiento entre quienes tuvieron hijos con discapacidad y quienes no.
El estudio subraya la necesidad urgente de políticas de cuidado integral que apoyen específicamente a las familias que crían niños con discapacidad, para evitar que caigan en una vulnerabilidad económica persistente.
Lee el paper aquí.