Carlos Díaz, Alexander Galetovic
Este trabajo analiza la crisis eléctrica de 1998-1999. Su principal conclusión es que el diagnóstico habitual que sostiene que ocurrió porque las empresas no invirtieron y el regulador no tenía atribuciones, es equivocado. A pesar de la peor sequía del siglo y de la falla de la central Nehuenco, los cortes de energía y el déficit agregado de 450 GWh se podrían haber evitado si el agua embalsada se hubiese manejado eficientemente, o bien los reguladores hubiesen usado sus atribuciones para hacer funcionar el sistema de precios, o si el ejecutivo no hubiese temido afectar su imagen decretando racionamiento apenas las condiciones lo exigieran.